Chalet en venta en La Matanza de Acentejo, Tenerife

Un mundo de posibilidades donde disfrutar de la naturaleza.
En 300.000 m2 con caballos, vacas, ovejas, gallinas… y árboles frutales, (manzanos, ciruelos, nogales). Vieja granja familiar convertida en uno de los alojamientos más especiales de la isla.
Dispone de varias construcciones de 1.058 m2:
a- Apartamento de 2 dormitorios.
b- Apartamento de 2 dormitorios.
c- Apartamento de 2 dormitorios.
d- Villa Paz de 3 dormitorios.
e- En la casa principal hay zonas comunes, patio, restaurante y en planta alta apartamento de 3 dormitorios (uno de ellos con 5 camas).
Cuadra con caballos, cerdos, vacas y gallinas.
Piscina común.
Construida en 1946.
Tiene agua, luz fotovoltaica, internet.
La finca es un espacio único, rodeado de naturaleza y con excelentes y privilegiadas vistas. Si siempre has soñado con una boda rodeada de vegetación, luz, colores, y tus seres queridos, este lugar seguro que te cautivará.
La finca tiene treinta y cinco hectáreas de extensión, y cuenta con un jardín, ideal para ceremonias y cócteles al aire libre. Dispone también de un porche diáfano interior completamente acristalado, con grandes y luminosos ventanales.
Ambiente rústico, chimeneas para disfrutar del invierno que rara vez se encuentran en nuestra isla, o ese frescor que las casas antiguas ofrecen los días de verano sofocantes. En esta propiedad, se garantiza ver las 4 estaciones, desde las mantas de hojas formadas por la caída de las hojas de los castaños, las estampas de nieve, más propias de otras latitudes, pero que de vez en cuando en invierno, permiten recrear la vista con ese maravilloso blanco, hasta el sakura, fenómeno de floración de los cerezos en primavera y el resto de los 3000 frutales que provocan un estallido de color, pasando por los calurosos días de verano, donde se agradece una siesta bajo los árboles.
Decoración sobria, nada artificial. Se han empleado materiales muy de la tierra, con piezas de madera y hierro forjado, lo que le da ese punto de «vuelta a las raíces».
Un mirar hacia atrás, realzado por fotografías en blanco y negro, máquinas de coser antiguas, bañeras como las de antes… Con todo, lo más anacrónico no es el mobiliario, sino otros pequeños detalles que no dejarán indiferentes a los urbanitas de pro.